Hoy me desperté pensando que nunca recuerdo los aniversarios de Narrativas y otras lunas; en noviembre hizo 4 años que publiqué la primera entrada del blog, y diseñé el primer taller.

Horas y días de lecturas, audios para organizar mis ideas, enviarlo todo a la editora jefa. Ahora soy yo, pero por aquel entonces la labor la hacía mi madre: no publicaba una línea en el blog sin pasar por sus ojos.

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Estas semanas me han pedido el cuerpo y el propio proyecto volver al origen, a conectar con la esencia. Y es un regalo en ambos sentidos; recuperar las semillas de entonces con la experiencia del ahora, y devolverle al ahora la frescura de los comienzos.

Siempre agradecida a todas las personas que estuvieron desde el principio y siguen estando; a las primeras que se anotaron a los talleres, y a las que han ido sumándose.

A veces me abruman la incertidumbre y la imposibilidad de llegar a todo; la inseguridad que asoma cada vez que ofrezco algo nuevo, y la lucha constante por la sonstenibilidad económica. Pero siempre puede más la suma de ganancias: los aprendizajes, los lazos virtuales que se refuerzan cuando nos encontramos en persona, los mensajes de agradecimiento, la posibilidad de investigar y explorar los temas que más me gustan. Materializar proyectos y compartirlos con personas maravillosas, generosas, sabias.

Muchas veces muchas gracias. Seguimos


Narrativas y otras lunas es un proyecto que surge de mi experiencia profesional y personal, así como del deseo de construir una ocupación coherente con mi forma de entender el mundo. Creo que como personas poseemos cuatro tesoros: la palabra, la imaginación, la relación con la naturaleza y la relación con otras personas. Habitar el mundo, tejer redes de afecto y cooperación, formularnos preguntas, buscar respuestas, soñar. Contar y contarnos.

Cuando era pequeña andaba siempre con un libro en las manos y la cabeza llena de historias propias o ajenas. Jamás me pregunté qué quería ser de mayor: si acaso, marisabidilla, como aquellos barbudos de la antigua Grecia que conocían el cielo, los eclipses y el origen de casi todo. Después quise ser un montón de cosas, pero estudié psicología y he ejercido mi profesión desde el año 2001. Aunque se quedaron en el camino los eclipses y algunos cuentos, he aprendido mucho sobre las emociones, sobre cómo funcionamos las personas, sobre mis propios procesos. También he tenido la suerte de conocer gente maravillosa y entusiasta capaz de compartirse y crecer, de poner su granito de arena con el convencimiento de que, como escribió Galeano, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

Un día me di cuenta de que, de los diferentes espacios en los que he trabajado, lo que más me gusta, además de leerlas y escucharlas, es contar historias y ayudar a otras personas a contarlas. Empecé a formarme en comunicación para el cambio social, crónica periodística y otras técnicas de narración.

Como psicóloga he utilizado las técnicas del constructivismo, he impartido formación sobre técnicas narrativas a profesionales, y las he usado en el ámbito de la intervención psicosocial grupal e individual.

Como lectora, preguntona y aprendiz de narradora, durante los últimos diez años he participado en talleres de creación literaria  —como alumna y, en dos ocasiones, como coordinadora— . He estudiado asignaturas de arte y filosofía y he leído toneladas de libros.  He llenado varios cuadernos. He viajado, me he perdido, he tratado de explorar siempre nuevos lugares dentro y fuera de mí. Por suerte, sigo convencida de que no hay respuestas definitivas, ni creencias inmutables, ni verdades absolutas.

Lidia Luna, 6 noviembre 2014


En Narrativas y otras lunas te acompaño para que puedas contar tu propia historia uniendo los saberes de la psicología, la escritura y la narración. Si quieres conocerme un poco mejor y empezar a escribir, echa un vistazo a los recursos gratuitos que ofrezco:

Gracias por tu visita, y ¡hasta pronto!

4 comentarios

  1. Gracias!!
    Gracias Lidia. Hoy me he levantado; he visto tu mensaje pero he decidido escribir antes. Después lo he leído. Y ha sido como una dulce caricia. Sí, creo que con tu blog, con tu trabajo, acaricias. Y es tan bonito.

    Buenos días!
    Maribel

  2. ¡Qué bonito escribes Lidia! Me transmites tanto con tanta naturalidad, haces que parezca fácil algo tan difícil. Y siempre me dan ganas de aprender más, de escribir más. Gracias Lidia.

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