Escritura cotidiana es un minicurso gratuito que publiqué en el blog en forma de artículo los días 3, 4, 5 y 6 de septiembre. El curso completo consta de 5 propuestas basadas en la escritura personal, a partir de la experiencia y la observación de lo cotidiano. El único requisito es que escribas con total libertad. Después puedes decidir si quieres revisar tus textos antes de compartirlos; también puedes buscar en ellos las semillas de la ficción o de un poema.

Para seguirlo necesitarás:

  • Un soporte en el que escribir. Mejor si lo haces a mano en un cuaderno, pero puedes utilizar el formato que te resulte más cómodo.
  • 10 minutos diarios para plasmar tus impresiones en el papel o en la pantalla.
  • Muchas ganas de escribir y escribirte; de transformar la experiencia en palabras que consigan nombrarla, o que reflejen la imposibilidad de atraparla.
  • Recuperar el asombro; mirar alrededor como si fuera la primera vez, como si acabaras de llegar a tu universo cotidiano. Y, al mismo tiempo, permitir que las sensaciones te conmuevan conectando con tus emociones, anhelos, recuerdos.

Puedes escribir solo para ti, publicar tus textos en redes sociales o enviárselos a quien tú quieras. Si decides utilizar este espacio por favor, sé breve para que podamos disfrutar leyendo todas las aportaciones. Siempre puedes acompañar acompañar la escritura con la búsqueda de una fotografía que refleje lo que sientes y expresas.

Si estás suscrita o suscrito al boletín de noticias de Narrativas y otras lunas, puedes escribirme para solicitar acceso a un grupo privado de facebook en el que compartir tus textos; ya lo hicimos en las dos ediciones anteriores del reto Escritura o trueno y la experiencia fue muy positiva. Igual que sucede en los cursos y talleres, la escritura de otras personas nos sirve de espejo. Al mismo tiempo, la mirada de quienes también están escribiendo ayuda a atravesar los miedos, acompaña y es aliento.

Propuesta de escritura 1: la luz

Imagen: Matti Johnson

Observa la luz a lo largo del día; cómo interactúa y juega con los diferentes espacios. A través de la ventana o de la persiana, por debajo de una puerta, entre las sombras de los objetos y las personas. También puedes sentirla en forma de calor o de frío; explorar su relación con el alboroto, el silencio, la sombra, lo que muestra y lo que oculta. Las reacciones de tu cuerpo a las diferentes formas en las que va apareciendo. Elige una imagen de todas las que hayas visto o experimentado, y escribe a partir de ella. Puedes empezar describiéndola, narrar tus impresiones, intentar averiguar por qué te ha impactado, seguir los hilos de la memoria y los afectos para ver a qué te recuerda; a qué otras escenas internas o externas se parece. Puedes escribir durante diez minutos seguidos, sin parar, o recoger todo en una sola frase. Disfruta, siéntente libre, deja que llegue lo que tenga que llegar. Y, si te apetece, comparte.

¡Hasta pronto!


En Narrativas y otras lunas te acompaño para que puedas contar tu propia historia uniendo los saberes de la psicología, la escritura y la narración. Si quieres conocerme un poco mejor y empezar a escribir, echa un vistazo a los recursos gratuitos que ofrezco:

11 comentarios

    1. ¡Hola, bonita! Gracias a ti por tu interés 🙂 Puedes comentar aquí o en el grupo de facebook; en un par de días os envío el enlace en el boletín de noticias. Espero que te resulte accesible y, si no, me comentas. Deseando leeros. ¡Un abrazo!

  1. Hola! Me gustaría participar pero no sé si entendí muy bien cómo hacerlo. No me queda claro dónde debo enviar el texto y me gustaría saber cuál es la extensión adecuada en líneas o cantidad de palabras.
    Un abrazo desde Buenos Aires, Argentina

    1. ¡Hola, Alicia!

      Gracias por tu interés 🙂 Puedes compartir tus textos aquí, pero si quieres participar en el curso creo que lo más operativo es que lo hagas en el grupo de facebook. Envié el enlace a las personas que estaban suscritas y lo haré de nuevo a las que se acaban de incorporar mañana, cuando publique la segunda propuesta. Tienes el enlace para suscribirte en este artículo, pero lo dejo aquí también: boletín de noticias

      ¡Nos leemos!

      Un abrazo,

      Lidia

  2. Es quien me inunda mientras las cortinas se mueven mecidas por la brisa, dejándola entrar intermitentemente en mi espacio vacío; quien centellea como infinitas gotas de mar brava, salpicándome y haciéndome cosquillas en las pupilas; quien relampaguea en la oscuridad ayudando a algún velero a regresar a puerto seguro; quien me provoca un estallido de júbilo cuando mi amada me mira a los ojos; quien juega a ordenar los colores en el cielo, creando un puente infinito mientras la lluvia mansa hace crecer la hierba.
    Ella es la única que acontece tras el instante más oscuro para abatir los monstruos de la soledad no deseada. Sencilla, discreta, inmensa, aniquiladora de pesadillas, revolucionadora de almas en vilo, portadora de sueños y de amaneceres. No me imagino a nadie más que a ella cuando pronuncio la palabra “alegría”. Ella, toda ella, sólo ella: la luz.

    Lena

    1. Lena, muchas gracias por compartir tu texto. Lindo e inspirador. A mí también se me juntan la vida, la luz y la alegría. Necesitamos también las sombras, los matices de los que hablaba hoy alguien en el grupo; pero que venga la luz, mucha luz. Un abrazo 🙂

  3. Luz, donde todo comienza.

    La luz es La vida, Da vida, impulsa la vida: los tiempos, los recorridos, los ruídos. Luz es movimiento y música, energía y vitaminas. Colores amarillos, blancos y azules. Pájaros en vuelo, barcos a la deriva. Qué decir de la luz en el mar… Ese brillo azul de la mañana en el mar y su reflejo, a veces dorado a veces plateado.. ¿A qué huele la luz? A campo seco, tierra, arena, a sal. A risas, a ganas, amor y calor. De nuevo, a vida.

    Pasa el tiempo y ya no hay luz: solo muerte, oscuridad, frío, Nada. Dos caras de la misma moneda: ying y yang, bien y mal. No hay vida sin muerte ni muerte sin vida.

    Luz, donde todo termina.

  4. *Caja de Luces*

    Con mi Cuerpo a Tierra,
    Y las raíces al descubierto,
    Florezco.
    Con Pétalos que cuento,
    Y Tallo que recibe el Viento.
    Elevando movimientos,
    Permanecen formas
    Que consiguen fortalecernos.

    Rodeada de tí,
    Rodeado de mí,
    Nos envolvemos,
    Para crecer al ritmo de los Días.

    En Días tejidos de Sol,
    Donde guardo retales de luces,
    Naranja, Rosa, y Azul,
    Al Tiempo de los Almendros.

    Para nuestra Caja de Luces,
    Guardo Luces de Fiesta,
    Para cuando me Abrazas.
    Y Luces de Tranquilidad,
    Para cuando Duermes.

    Un Fuerte Destello,
    Para hacer tu Camino,
    Donde la Tristeza no rumoree
    Y la oscuridad,
    No te llegue,
    Sólo las sombras
    Para cuando juegues.

    Isabel Delgado

    1. Isabel, muchas gracias por compartir; es hermoso e inspirador ❤ Un truco, por si te sirve y te sientes cómoda con él: reducir el uso de mayúsculas a lo imprescindible facilita la lectura 🙂 ¡Una suerte contar contigo en esta semana de escritura cotidiana!

  5. *Caja de Luces*

    Con mi Cuerpo a Tierra,
    Y las raíces al descubierto,
    Florezco.
    Con Pétalos que cuento,
    Y Tallo que recibe el Viento.
    Elevando movimientos,
    Permanecen formas
    Que consiguen fortalecernos.

    Rodeada de tí,
    Rodeado de mí,
    Nos envolvemos,
    Para crecer al ritmo de los Días.

    En Días tejidos de Sol,
    Donde guardo retales de luces,
    Naranja, Rosa, y Azul,
    Al Tiempo de los Almendros.

    Para nuestra Caja de Luces,
    Guardo Luces de Fiesta,
    Para cuando me Abrazas.
    Y Luces de Tranquilidad,
    Para cuando Duermes.

    Un Fuerte Destello,
    Para hacer tu Camino,
    Donde la Tristeza no rumoree
    Y la oscuridad,
    No te llegue,
    Sólo las sombras
    Para cuando juegues.

    Ido

  6. Me desperezo y bostezo, ronroneo junto a mi gatita dulce y placenteramente, un rayo de luna llena aún en el horizonte me roza y susurra al oído “mírame, mírame”. Somnolienta consigo abrir el ojo, ¡ohhh!! qué gusto. Rápidamente me levanto y corro a la ventana, me asomo y la contemplo. Una luz brillante, cálida y fría a la vez, intensa, eterna. Me quedo absorta, embobada, el aire de la noche me embriaga y envuelve. Y así mirándola estaría toda mi vida.
    Siento frío en mi cuerpo, en los pies, las manos, la nariz comienza a moquear, me miro y me observo, ya no estoy en mi habitación, es un entorno desconocido, aunque me resulta familiar. Me atrevo a moverme, a pasear, más bien a deambular, sin rumbo, sin propósito, sin objetivo. Estoy en alerta, nerviosa, tardo en darme cuenta de que la luz que me baña, los primeros rayos de sol me deslumbran. Entonces decido tumbarme en el suelo e intentar bajar un poco mis revoluciones y me dejo acariciar de nuevo, siento el calorcito de esos pequeños repuntes de luz. Con los ojos entreabiertos, una neblina me nubla la visión, intento discernir si el lugar en el que me encuentro es la luna, el rey sol o simple y llanamente mi habitación.

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