El martes comenzamos el taller La voz de las mujeres en la librería Paz de Pontenvedra. Es la primera vez que tengo un grupo regular, y es una alegría empezar un taller sabiendo que volveremos a encontrarnos en una semana; con tiempo para sembrar preguntas y recoger historias pequeñas, humanas, cotidianas. No tener que comprimirlo todo y despedirnos a finalizar. Reivindicar la lentitud, el asombro, la palabra. Rodeadas de libros por todas partes, menos por una escalera que durante 2 horas nos une y nos separa del resto del mundo.
Quiero más, muchas más tardes así.