1. Introducción
  2. ¿Qué está pasando?
  3. Hilando el desorden
  4. Orientaciones para cuidar y cuidarte en los próximos días (se actualiza periódicamente)
  5. Propuestas de escritura
  6. Algunas orientaciones para escribir estos días
  7. Rutina de estiramientos

1. Introducción

La frase del título está incompleta porque estos días me he dado cuenta de cómo hemos sustituido el nombre científico por otro más manejable: “el bicho”. ¿Tú también lo has notado? ¿cómo se nombra a tu alrededor? Adaptarlo a nuestro lenguaje cotidiano puede ayudarnos a sentir que tenemos más recursos para comprenderlo y, por tanto, afrontarlo.

Es algo que sucede de manera natural, y tiene mucho que ver con el enfoque narrativo de la experiencia: la forma en que nos contamos lo que nos sucede, la realidad, lo que sentimos, importa mucho: nos permite manejar las emociones, conservar los aprendizajes para situaciones futuras, recordar qué hicimos en situaciones similares.

La crisis provocada por la pandemia actual tiene algunas características que pueden afectar a nuestra forma de percibir e integrar la experiencia:

  • Sobre todo en los primeros días, en los que manejamos cantidades enormes de incertidumbre y al mismo tiempo nos abruma la cantidad de información que llega, nos cuesta mucho procesar cognitiva y emocionalmente lo que está sucediendo.

  • Esto se agrava porque no tenemos referentes biográficos para explicarnos qué está sucediendo; no se parece a nada que hayamos vivido antes. Las personas que están acostumbradas a manejar niveles altos de incertidumbre o acompañarlos; las que han atravesado pérdidas o situaciones traumáticas; las que han intervenido en una emergencia antes o visitado contextos de violencia política o catástrofes, tendrán más referentes: podrán integrar mejor y acompañar mejor a otras personas para que lo hagan. Aun así, es algo que sucede por primera vez.

2. ¿Qué está pasando?

La situación tiene dos factores que la hacen especialmente extraordinaria:

  • Al implicar a casi todo el planeta, nos resulta difícil representarnos un lugar seguro; podemos sentir que no hay un lugar físico desde el que podamos, ni siquiera con nuestra imaginación o de forma simbólica, sentirnos a salvo (gracias, Mónica, por ayudarme a entender y nombrar esto). Y sin embargo, si estás leyéndome, estás en un lugar seguro; el pasado y el futuro , también lo son o pueden serlo. ¿Alguna vez, en otra situación de incertidumbre, te has sentido así? ¿Has sentido que no tenías un lugar interior o exterior en el que sentirte a salvo? ¿Qué hiciste, entonces, para volver a sentirte segura, seguro? Encontrarás la forma de hilar la narrativa del presente con los acontecimientos pasados y con tu experiencia (mental y emocional) del futuro. Desde aquí, en la medida de lo posible compartiré todo lo que pueda ayudarte, ayudarnos en este sentido.
  • Casi nada está en su sitio, y, sin embargo, todo parece seguir su curso habitual; el mundo se ha parado en seco; en mayor o menor medida, nuestras vidas tal como las conocemos están en suspenso, y estamos en alerta. Pero, al mismo tiempo, tenemos que seguir sosteniendo lo cotidiano: el trabajo en algunos casos, los cuidados, las actividades de la vida diaria.

Es posible que, desde que empezó el estado de alarma, hayas tenido más presentes a tus padres o abuelos (según tu edad). Esta situación, que a priori parece totalmente desconocida, tiene similitudes con los períodos de guerra y entreguerra. En realidad, como escribe Leila Natchawati, es lo contrario a ella: “esto no es una guerra (…) En gran medida, estamos viviendo lo contrario a una guerra (…) La distancia es ahora la máxima expresión de afecto y cuidados”. Pero, tal como nos recordaba el otro día Mireia Nieto, sí puede servirnos la comparación para recordar lo que nos contaban nuestras abuelas y abuelos sobre ella; tanto sus recursos para salir adelante como, sobre todo, la certeza de que la vida siguió adelante.

Esta es mi visión de la historia. Además de compartirla por si te sirve para entenderte mejor, creo que es importante crear un espacio para que cada persona pueda construir y reconstruir la suya. Varias tejedoras de palabras hemos creado un espacio para facilitar esta tarea; puedes conocerla y participar aquí:

3. Hilando el desorden

Un blog colectivo abierto a cualquier persona que quiera compartir sus historias para ir hilando, entre todas, narrativas reparadoras. Creado a partir de una propuesta de las buenas gentes del Grupo de Acción Comunitaria, que llevan mucho tiempo cuidando situaciones de emergencia y ahora están haciéndolo desde nuestra sanidad pública. ¡Gracias!

Ilustración de Elia Manero, ¡gracias!

También quiero compartir una propuesta de escritura que llegan de la comunidad Journalverse, en forma de curso abierto a todas las personas que hemos hecho alguna formación certificada en ella; gracias a la generosidad de Kathleen Adams y otras personas que han creado el curso Love in the time of Corona. Sumo dos propuestas de mi repertorio y, como el curso continúa, intentaré volver con más a medida que vaya revisando los materiales.

4. Orientaciones de andar por esta casa (no son recetas ni consejos mágicos) para cuidar y cuidarte durante los próximos días:

Sumo los aprendizajes que he ido recogiendo estos días; no solo a partir de mi experiencia, sino en las decenas de conversaciones virtuales que van surgiendo. Iré actualizando este mismo artículo con lo que llegue.

Movimiento: busca la forma de moverte cada día; de mantenerte en contacto con tu cuerpo. Haz algún tipo de ejercicio físico que te resulte agradable y familiar, e incluye estiramientos corporales (encontrarás una pequeña rutina de ejercicios al final de este artículo).

Conexión: con tus emociones, con tu cuerpo, con otras personas; regulándolas en la medida de lo posible a lo que necesites en cada momento. Estos días, más que nunca, hay que buscar la forma de entrar y salir; tanto de tus lugares oscuros, como de la saturación de información, notificaciones y mensajes. La práctica de la atención plena puede facilitarte ambas labores; si no estás familiarizada con ella, aquí encontrarás una pequeña guía y una meditación.

Date permiso para estar o no estar; para sentir tristeza, enfado, o lo que llegue. Para pasar de una emoción a otra durante siete veces cada tres horas; para llorar, para no llorar. Muchas personas nos sentimos torpes, lentas, bloqueadas a ratos y agotadas al final del día; aunque consigamos mantener el estrés más o menos a raya para seguir con las actividades de la vida diaria, hay muchas emociones de fondo; y esa intensidad emocional puede ser agotadora, sobre todo cuando no podemos integrarlas ni canalizarlas con nuestras rutinas de cuidado habituales (paseos, actividades al aire libre, deporte, contacto con otras personas…).

Aceptación: lo que está sucediendo en este momento tanto en tu interior como en el exterior es lo que es; está pasando aquí y ahora. Cuanto más consigas aceptar esto con tu cuerpo, tu mente y tus emociones, más capacidad tendrás para pensar y planificar qué cosas puedes hacer, y la forma en que lo harás. De esta forma podrás conectar, también, con los recursos materiales y emocionales que tienes para afrontar la situación; y buscar la forma de conseguir aquellos que no tienes. A veces aceptar implica, simplemente, darse cuenta de: “me doy cuenta de que la incertidumbre es dolorosa o me provoca ansiedad. Me doy cuenta de que siento miedo, culpa, ansiedad, irrealidad, desconexión, desbordamiento. Intento que esta emoción no me atrape, pero la reconozco y la escucho antes de huir” (gracias, Alejandro Bello, por ayudarme con tus reflexiones a ponerle palabras a esto).

Gratitud: escribe todas las cosas que agradeces a lo largo del día, de la semana. La propuesta es que lo hagas de forma natural. No se trata de escribir “doy gracias por tener esto y lo otro”, sino de prestar atención al sentimiento de gratitud. Tenlo presente y cuando lo sientas, escribe.

Busca espacios de calma, instantes para desconectar y escucharte. Fácil de decir, difícil de hacer. Mi respuesta los tres primeros días de confinamiento fue moverme de un lado a otro de la casa con un teléfono móvil en la mano o en la oreja, intentar contestar a la vez todos los correos electrónicos del trabajo que tenía pendientes, tomar decisiones sobre mi futuro laboral y tratar de entender qué estaba sucediendo; preocuparme por el mundo que vendrá, y por lo que sucederá mientras tanto. Al séptimo día descansé, y por eso estoy escribiendo esto. Mañana no sé cómo será. Una técnica muy sencilla y eficaz, por si te ayuda en este sentido:

Estructura: en una situación que nos desborda, tener algún tipo de estructura material ayuda mucho. En la medida de lo posible y sin que esto sea una fuente más de estrés, planifica las tareas productivas (si estás trabajando o teletrabajando); los cuidados, las actividades de la vida diaria y tu propio autocuidado. Si necesitas ayuda, pídela. Además de tu red más próxima, puedes consultar las iniciativas ciudadanas activas en tu zona en Frena la curva.

Siempre que sea posible y razonable, confía en las respuestas de otras personas. A pesar de que la narrativa dominante va en otra dirección, sabemos hace tiempo por otros contextos que, salvo excepciones puntuales que identificarás enseguida en tu entorno y en la sociedad, la respuesta natural ante una emergencia es la solidaridad y la cooperación. ¿Te has fijado en esto? ¿Qué respuestas y reacciones van surgiendo a tu alrededor en este sentido?

Buscar culpables y poner en marcha acciones defensivas individuales es una respuesta habitual para evitar conectar con otras emociones, como el miedo y la pérdida. Mientras todo esto sucede hay muchas personas tratando de minimizar el impacto social, mantener intactos los derechos humanos y proteger a los colectivos que ya estaban en una situación de vulnerabilidad. Hay muchos lugares en los que puedes echar una mano para contribuir a que esto suceda. Cuando la crisis termine podrás, además, buscar y pedir responsabilidades; pero, personalmente, no creo que señalar al culpable (sea un país, el vecino o un grupo de personas) aporte nada a tu bienestar, ni al bienestar colectivo.

Para desenredar la madeja de las emociones (actualizado a 2 de abril), sumo este audio de Yoga con Cris:

Calala Fondo de Mujeres ha publicado esta guía de autocuidado físico, emocional y digital en tiempos de pandemia:

https://www.calala.org/manual-autocuidado-tiempos-pandemia

5. Y, ahora sí, las propuestas de escritura de Journalverse adaptadas:

Conexión

¿Te has sentido alguna vez como una estrella solitaria en mitad del espacio vacío? ¿Cómo describirías esa sensación? ¿Qué hiciste para afrontarla en otros momentos? ¿te sientes así ahora, estos días? ¿qué crees que podría ayudarte para que esa sensación disminuyera?

Desde que comenzó esta crisis, ¿qué instantes de conexión -física o virtual, según el caso- has sentido con otras personas? Enuméralas.

¿Qué puedes hacer a partir de ahora cuando te sientas una estrella solitaria (sustitúyelo por tus propias palabras)? Puedes escribir tu propio poema, y compartirlo con otras personas.

Y alguna más:

Lo cotidiano

¿Cómo es tu día a día en este momento? ¿A qué estás dedicando el tiempo? De todo lo que te rodea, ¿qué te hace sonreír? ¿qué personas, objetos, recuerdos, te provocan alegría? ¿dónde, cómo y con quién estabas hace 3 meses? ¿dónde, cómo y con quién te gustaría estar dentro de 3 meses?

Pertenencia

¿De qué redes, grupos, colectivos, causas, te sientes parte? ¿Cómo contribuyes? ¿Qué aportas? ¿Qué recibes? Enumera a las personas a las que quieres, las que sientes que te quieren; aquellas con las que puedes ser tú misma, tú mismo; las que te hacen sentir que eres alguien valioso. Aunque a veces digan que no tenemos que depender de la aprobación externa, todas las personas necesitamos sentirnos conectadas con otras; somos, en cierta medida, vulnerables e interdependientes.

Si te ayuda, también puedes pensar en personas que ya no estén y que te hiciera sentir así. Cierra los ojos, imagina que tienes un diálogo con ellas; pregúntales lo que quieras. Imagina cuál sería su respuesta, qué te dirían en estos momentos.

6. Algunas orientaciones para escribir estos días

En estos días en los que nos cuesta concentrarnos, andamos más dispersas y damos vueltas al boli delante del papel sin encontrar el hilo, las cartas no enviadas pueden ser un buen recurso para empezar a escribir. Puedes hacer una lista de personas vivas o fallecidas con las que te gustaría comunicarte de alguna manera más profunda; incluso escribirte a ti misma (a ti mismo) para poner un poco de orden. Aquí tienes las instrucciones detalladas.

También puede ayudarte escribir en un espacio distinto del que usas habitualmente, por si después no quieres conservar lo que escribas durante la sesión, o en los primeros minutos.

 Si aparecen voces críticas o sientes que te cuesta trabajo concentrarte; si hay algo que está reclamando tu atención pero no quieres darle mucho espacio, hazlo en un papel, documento o cuaderno aparte del que estés utilizando para encontrarte contigo. Escribe sin parar, durante al menos quince minutos (puedes cronometrarlo también) dejando que salga todo lo que pide ser nombrado. Haz esta práctica tantas veces como lo necesites; pero intenta poner siempre un límite temporal, para no perderte en senderos que no quieres transitar. Cuando termines puedes conservar lo que has escrito, o romperlo en pedacitos y arrojarlo al viento.

Si acabas de llegar a Narrativas y otras lunas, puede interesarte:

7. RUTINA DE ESTIRAMIENTOS ¡Gracias, Fisiofulness!

ESTIRAMIENTOS SENCILLOS EN CASA

CUELLO Y ESPALDA

Sentado, sentada en la cama:

Sentados en el borde de la cama, con los pies apoyados en el suelo ( si no llegan al suelo puedes poner un cojín debajo de tus pies).

Las manos reposan sobre tus rodillas con las palmas de las manos hacia el suelo. Comprueba que tu espalda está recta, ni muy tensa ni muy floja, alineada y relajada. La mirada al frente; la barbilla no apunta ni hacia el techo ni hacia el suelo, está en el centro. Esta será tu posición inicial, tu posición de partida para realizar los estiramientos del cuello.

Desde ahí:

  1. Llevas la barbilla hacia el pecho y vuelve hacia la posición inicial. Como si dijeras “SI”.
  2. Llevas la barbilla por encima del hombro derecho y vuelves al centro, a la posición de partida. Desde ahí repites lo mismo hacia el otro lado, mirando por encima del hombro izquierdo. Como si dijeras “NO”.
  3. Llevas la oreja derecha hacia el hombro derecho, manteniendo el hombro derecho abajo. No es necesario que oreja y hombro se toquen. Y vuelves a la posición inicial. Repites el mismo proceso con el lado izquierdo, oreja izquierda hacia el hombro izquierdo.
  4. Llevas la barbilla hacia el hombro derecho y la dejas caer hacia tu pecho; continuando su trayectoria hacia el hombro izquierdo, dibujando un semicírculo con tu barbilla.

Vuelves del hombro izquierdo hacia el derecho dibujando un semicírculo en dirección contraria.

Los estiramientos se realizarán de 5 a 10 veces hacia cada lado, manteniendo el estiramento de 10 a 15 segundos cada uno, aproximadamente.

Estiramiento para la espalda y la parte posterior de las piernas

Posición del elefante

Posición inicial: colócate de pie con las piernas ligeramente separadas, inclinamos el tronco hacia adelante, las manos tocan los pies. Manten la postura 10-15 segundos, y muy lentamente, vas subiendo vértebra por vértebra hasta estar de pie y erguido de nuevo.

Ejercicio: 5 – 10 REPETICIONES

Estiramiento de la cintura escapular

Posición inicial: de pie con las piernas ligeramente separadas.

Ejercicio: 10 REPETICIONES EN CADA MANO

  • Pasa el brazo derecho, mantenido el codo estirado, por delante detu pecho. Con la mano izquierda sujeta el brazo derecho por encima del codo derecho (o más abajo, lo importante es que estés relativamente cómoda mientras realizas este ejercicio).
  • Repites lo mismo con el otro lado.

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