Escribimos porque necesitamos hacernos palabra, porque la escritura nos ayuda a conocernos, hay mucha verdad en la escritura. Estamos muy acostumbrados a desconectar de nosotros mismos y la escritura nos vuelve a conectar con las emociones, los afectos, la memoria, la imaginación y con el mundo. Para mí la escritura es como una casa muy grande, va creciendo. Al principio es un lugar pequeñito y con el paso del tiempo se van ampliando las estancias y vas teniendo un jardín. Escribimos también para comunicarnos con otras personas, para dar algo a los demás. Y escribimos para recordar a quienes no están, hacer justicia, dar vida a las historias…

He recogido mucha riqueza porque todas las voces suman, cada historia es distinta. A veces al escribir tenemos ese miedo a si lo que vamos a contar es importante, y todas las vivencias lo son cuando se cuentan desde la verdad de cada cual. Me ha servido todo el recorrido para confirmar que la escritura es una herramienta que nos ayuda mucho a reconstruir nuestra historia de vida y abrir la perspectiva ampliando los márgenes en los que nos movemos normalmente. Permite salirnos de las historias que nos han contado sobre nosotras y sobre el mundo.

Así le contaba en 2019 a Silvia Melero para el Asombrario una parte de mi experiencia acompañando la escritura propia y de otras personas; puedes leerla aquí. Cuatro años y una pandemia después voy a imprimir una nueva tanda de cuadernillos para Escribir en verano, el libro que nos convocó en aquel momento. Parece que ya es tradición hacerlo solo los años bisiestos, porque no salió en 2020 ni en 2022. Si ya lo tienes, la edición es la misma. La novedad de este año es que puedes acompañarlo de un cuaderno artesano, o descargar el pdf si estás fuera de Europa o prefieres este formato.

En la agenda encontrarás otras convocatorias para encontrarnos online o en persona y escribir este verano; si tienes tiempo y ganas de dedicarte un poco más de atención, de escucha interna para contar tu propia historia o acompañar la de otras personas. Así tendrás todo lo que necesitas para sumergirte en la imaginación y la memoria, en tus deseos y los temores que a veces los empañan, durante las tardes lentas y las noches largas. También puedes sumarte a los talleres o escuchar el Hilo de la escritura. Si viajas con poco equipaje, no olvides guardar en él Las semillas de la escritura.

¿Quieres hacer una inmersión aún más profunda para conocerte mejor y cuidarte más al tiempo que disfrutas creando y escribiendo? Te esperamos en Autocuidado cíclico, Escritura y autocuidado o El camino del corazón.

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