Mis mejores deseos para este año nuevo, con un poema de Emily Dickinson que me ha acompañado en 2020:

¿Qué ha pasado en 2020?

Hace unos días envié las personas que están suscritas al boletín de noticias (puedes anotarte aquí) un audio resumen de lo que ha sido 2020 para mí: aprendizajes y retos en lo personal y en lo profesional.


En ambos ha estado muy presente la idea del hogar interior; en lo personal, porque ha pesar de que se ha tambaleado muchas veces, he agradecido mucho haber dedicado tiempo y energía en los años previos a construir un lugar interior al que volver para encontrarme conmigo cuando necesito saber qué necesito, recuperar fuerzas, formular preguntas, recoger la esperanza, habitar la calma o, simplemente, escuchar y atravesar las emociones difíciles.

En lo profesional, porque el motor y el impulso para continuar ha sido ofrecer ese espacio a las personas que confían en Narrativas y otras lunas; crear un espacio exterior e interior para crear y alimentar el hábito de la escritura personal, o sostener la práctica del autocuidado.

También he aprendido mucho sobre la paciencia; con las circunstancias, con los procesos propios y ajenos. Y, con ella, la imperfección y la belleza de los procesos; hay muchas cosas que no van a suceder cuando yo quiero, o simplemente no van a suceder; otras lo harán siguiendo sus propios ritmos; no importa que yo las necesite aquí y ahora. Creo que ha sido esto, junto con la obligación de suspender muchas actividades, lo que me ha conectado de una forma casi física con mi propia creatividad.

Por un lado, porque he tenido que aplicarla en mi propia creatividad: no me ha quedado otro remedio que repensarlo todo una y otra vez; y así sigo en este momento. Es agotador, pero también un gran aprendizaje: conozco mucho mejor los procesos del proyecto, sus vulnerabilidades y fortalezas. Sé qué puedo ofrecer; he descubierto que es valioso e importante para otras personas. He tenido que parar incluso cuando no quería; buscar la forma de escuchar mi voz más profunda, mi propia sabiduría interior, y dejar que fuera ella la que guiara. Y esto no garantiza el éxito de las decisiones; pero sí que, al menos, estoy siguiendo mi camino.

2020 iba a ser el año de la narración oral; pero los cuentos se quedaron en el baúl. El año de tener, por fin, tiempo para escribir; atreverme a dar charlas en librerías; compartir complicidad con las amigas de diferentes latitudes; volver a disfrutar de la montaña.

En 2020, sin embargo, se ha puesto todo patar arriba. Ha sido el año en el que, en muchos momentos y para muchas personas, se han globalizado la tristeza, la desperanza y la impotencia. Pero también ha sido el año de los afectos (nos tenemos, nos cuidamos), las redes de apoyo (gracias, Mercado Social de Madrid, por tejer(nos) en común; , la cooperación (gracias, hilanderas del desorden) y la resiliencia; de la empatía y la compasión: “cuando me falta … pienso en todas las personas que, en su día a día, desde ha muchos años, están en esa misma situación….”

La emergencia sanitaria ha sacado a la luz la sombra; lo mejor y lo peor de cada persona; los límites del sistema en el que vivimos, que ya no se sostiene ni nos sostiene. Las alternativas que sí, son viables: el consumo local, el trabajo en red, la posibilidad (y necesidad) de compaginar el trabajo productivo y el que cuida y reproduce la vida. Hay otros mundos posibles, y necesitamos seguir imaginándolos para que puedan ser.

¿Qué me gustaría que pasara en 2021?

Mi propósito para 2021 en Narrativas y otras lunas es construir un espacio en el que encontrarnos para escribir a fuego lento, como lo haríamos alrededor del fuego después de una larga caminata por el bosque; cuidar los procesos, la lentitud, y la escritura en comunidad; ofrecer un espacio al que acudir cuando queremos escribir, o incorporar la práctica del autocuidado a nuestra vida cotidiana. Por eso ofrezco:

Comunidad y talleres online de escritura y narrativas

Encuentros en directo

Habitar los días: escritura cotidiana

Comienzo: 9 de febrero

Encender una luz: escritura y meditación

19 y 20 febrero

Formación especializada

También me gustaría potenciar la formación especializada, tanto mediante colaboraciones externas como desde Narrativas y otras lunas. Convocatorias abiertas:

Conclusión

En lo profesional, mi palabra para 2021 es confianza: en mí misma, en los procesos, en las personas que estáis al otro lado. Otro de los propósitos cumplidos es el de romper la barrera de la visibilidad; he grabado un minitaller en vídeo, he creado un podcast (de estar por casa); hice un webinar y ayer me atreví con mi primer directo en instagram; con lo que me ha costado dar el paso, fue una bonita sorpresa, porque disfruté mucho compartiendo con las personas que participaron. En él cuento el por qué y el desde dónde de este proyecto, y además surgieron preguntar interesantes sobre qué podemos hacer cuando queremos escribir pero nos bloquean el miedo o la vergüenza.

Gracias por leerme, por estar al otro lado.

Que la calma y la esperanza sean un lugar al que volver incluso en mitad de las tormentas. Que nos alcancen, siempre, el amor y la alegría 😊🌿🌺

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