Cuando nació Narrativas y otras lunas, junté todo lo que hasta ese momento sabía sobre narrativa terapéutica y sobre el enfoque narrativo de la experiencia, que me acompaña desde que mi primer compañero de trabajo como psicóloga me habló del constructivismo; escribí este texto que, en aquel entonces, era la página de inicio.

Desde entonces la web ha cambiado mucho, pero las narrativas sigue siendo el fundamento de mi trabajo; están presentes en todo lo que hago. En estos (ya) seis años he profundizado en la escritura personal y autobiográfica como recurso para acompañar las técnicas y prácticas narrativas; también con los lugares en los que se encuentra con la escritura creativa.

Hace tiempo que tenía ganas de volver a revisar la literatura sobre narrativas e hilvanar, con ella, los saberes que he ido recogiendo y tejiendo en este tiempo; de ahí nació el taller de técnicas narrativas, que en esta edición se centra solo en la intervención comunitaria; y el deseo de empezar a compartir, también, en los recursos gratuitos de la web. Por eso este primer artículo, que está en borrador desde finales de agosto y en mi lista de pendientes desde mucho antes.

Para mí las narrativas son un tema-matrioska sobre el que a veces me resulta difícil sintetizar porque cada concepto, cada reflexión, abre la puerta a nuevas preguntas y saberes desarrollados en otros campos, por otras personas; este artículo queda abierto a todo lo que queráis aportar, preguntar, debatir.

¿Qué es una narrativa? El enfoque narrativo de la experiencia

”La vida es el asunto de contarnos a nosotros mismos historias acerca de la vida, y de saborear historias acerca de la vida contadas por otros, y de vivir nuestras vidas de acuerdo con tales historias, y de crear historias nuevas y más complejas acerca de las historias y que esta composición de historias no es acerca de la vida humana, sino que es la vida humana.“

Anderson

Cada vez que una palabra toca tu oído o un gesto es observado con la vista, un olor con el olfato, una textura con el tacto, o cuando una sensación corporal interna surge, percibimos ese estímulo y la mente constructora se pone a fabricar historias y lo hace con el material que tiene a mano, es decir, con las percepciones internas que se captan desde dentro del cuerpo, o bien con las percepciones externas, a través de los sentidos externos provenientes desde el mundo de fuera, o bien con recuerdos de la experiencia previa que tengamos en la vida en situaciones similares o que asociamos con la actual. Y, con todo este material, formamos historias que no es que se vehiculen a través del lenguaje, sino que son la propia vida, la propia experiencia que a su vez la narrativa conforma.

Beatriz Rodríguez Vega, Esto de ser humano

El pensamiento narrativo es algo tan sencillo y cotidiano como contarnos nuestras historias a nosotras y nosotros mismos o a los demás. Al narrar estas historias vamos construyendo un significado con el cual nuestras experiencias adquieren sentido. Estas historias o narrativas se actualizan continuamente.

En todo este contar y contarnos hay cosas que damos por hecho, que no cuestionamos. Pensamientos y acciones que hemos automatizado tanto por nuestra experiencia de vida como por lo que nos han contado otras personas; los mensajes que prevalecen en la sociedad en que vivimos (narrativas dominantes).

Las historias dominantes que una sociedad o una cultura sostienen pueden tener el efecto de liberar o constreñir la vida de una persona. Como dice Johnstone y otros, las historias sociales compartidas pueden ser sanadoras y reparadoras cuando no son impuestas, pero pueden ser dañinas cuando utilizan el poder para dominar y colonizar otros discursos más marginales o alternativos”.

Beatriz Rodríguez Vega, Esto de ser humano.

La narrativa es casi tan amplia como la experiencia; con o sin palabras, contamos y comunicamos todo el tiempo. El enfoque narrativo de la experiencia sería, entonces, un marco teórico que proporciona un punto de partida sobre el que diseñar nuestras intervenciones para acompañar a personas y comunidades en el hermoso y complejo proceso de dar sentido a la experiencia presente, pasada y futura.

Ese marco teórico para mí está anclado en la psicoterapia constructivista. En él se insertan las prácticas narrativas, la terapia narrativa, la perspectiva psicosocial; la comunicación para el cambio social; recursos como la escritura y la expresión artística, la capacidad innata de las personas para contar y escuchar historias y otros conceptos y saberes.

¿Terapia narrativa, o narrativas terapéuticas?

Partiendo de esta base, hay muchas formas diferentes de entender y aplicar las técnicas narrativas; de nombrarlas y abordarlas, y un poco confusión sobre cómo se entrelazan con campos semánticos y de conocimiento similares; por ejemplo, las técnicas literarias o la narración de historias. Comparto esta propuesta desde mi experiencia; recoge lo que a mí me sirve para entender, diseñar propuestas, acompañar y comunicarme con otras personas. Pero habrá otras definiciones y clasificaciones igual de válidas.

Enfoque narrativo de la experiencia

Marco teórico que, tomando como referencia el constructivismo u otras aportaciones postracionalistas, engloba perspectivas y técnicas de diferentes disciplinas coherentes con una determinada visión del ser humano como constructor de historias y significados, que (resumiendo mucho) ponen en el centro la subjetividad y el proceso de cambio como una experiencia co-construida. Un poco más abajo recojo algunos de los principios fundamentales del constructivismo.

Narrativa

Cada una de las historias que nos contamos a nosotras mismas y a otras personas sobre lo que nos sucede; bien como personas, bien como colectivo. Incluye el componente lingüístico, emocional, cognitivo y corporal.

Terapia narrativa y prácticas narrativas

Campo de conocimiento formulado por Michael White y David Epston para la intervención individual, familiar y comunitaria; desarrollos posteriores por parte de otras autoras y autores, y sus aplicaciones prácticas. Es mucho más que contar cuentos o historias, o utilizarlos como recurso en las intervenciones. Terapia narrativa es, seguramente, el término que más confusión haya generado. Dice Beatriz Rodríguez Vega que

“Cualquier actividad psicoterapéutica es una actividad narrativa en la medida en que resulta en un modo de ver –de contarse- sus problemas y su vida de un modo diferente al que el paciente traía a consulta. En ese sentido la expresión psicoterapia narrativa sería una redundancia.”

Las prácticas narrativas requieren horizontalidad, diálogo, y un cuestionamiento constante sobre la forma en que individuos o comunidades ejercen poder sobre otra persona; esto incluye la figura del terapeuta. El propio Michael White dice:

A pesar de la importancia que en mis escritos y en mis clases siempre he dado a las consideraciones del contexto, en lo que atañe a la vida y al desarrollo de la práctica, a menudo escucho o leo relatos bastante limitados de lo que propongo al respecto. Irónicamente, estos relatos reducen lo que se hace en nombre de la terapia narrativa. Hay quienes han llegado a la conclusión de que “planteé que la vida no es sino un texto”, que “reduje la realidad la lenguaje”, que “amalgamé la narrativa con el discurso” (hasta reducirla al discurso) (…)

Creo que algunas de estas conclusiones acerca de las prácticas que propongo vienen del hecho de que se suele identificar el cuerpo de estar prácticas con una “terapia narrativa”. Es un riesgo constante y tal vez debamos desechar el concepto de “terapia narrativa” y sustituirlo por otros que insistan en las prácticas que abarquen la complejidad de los contextos de vida de la gente que nos consulta. Pero la metáfora narrativa seguirá siendo esencial para mí, pues la gente se relaciona con la cultura por medio de historias. Las historias de vida e identidad no se construyen desde la nada. No son fenómenos que existan por sí solos, aislados de los discursos culturales. Más bien, las historias de vida e identidad son configuradas por los discrusos de la cultura, y a la vez son las portadoras de estos discursos.”

Michael White en Práctica narrativa: la conversación continua

Narrativas terapéuticas

Narrativas terapéuticas: aplicaciones prácticas y teóricas de diversa autoría formuladas dentro de la psicoterapia postracionalista para formular y reformular la narrativa en la intervención individual o grupal. Por ejemplo:

  •  Las técnicas de recuerdo y de revisión de vida de Michael Mahoney
  • Las propuestas de Robert F. Neimeyer para nombrar y resignificar la pérdida
  • Las herramientas para desarrollar conversaciones terapéuticas, promover y acompañar e cambio de Alberto Fernández Liria y Beatriz Rodríguez Vega
  • La terapia narrativa basada en la atención plena… y muchas más.

Técnicas narrativas

Aplicaciones concretas formuladas desde el enfoque de las narrativas terapéuticas pero también procedentes de diferentes disciplinas como la filosofía, la literatura o el arte, que nos permiten diseñar intervenciones para la práctica individual o comunitaria, siempre en el marco del enfoque narrativo de la experiencia. A menudo se utiliza el mismo término para denominar las técnicas literarias, lo que puede generar confusión.

La escritura, las técnicas literarias, la creación de historias; la lectura de textos literarios o cuentos tradicionales, la interpretación teatral y otras formas artísticas, valiosas e imprescindibles por sí mismas, son recursos que pueden acompañar cualquiera de estos enfoques o intervenciones; pero en ese caso necesitan un marco teórico que las sustente.

Algunos principios del constructivismo

Escritos de memoria, de cabeza y de corazón; si quieres conocer las fuentes originales, escríbeme y te enviaré la bibliografía (hasta que pueda revisarla y compartirla al final de este artículo).

  • La persona que consulta es experta en su propia vida, en su organización de significados; la persona que acompaña (desde la educación o el trabajo social, la psicología etc. trae la experiencia en los procesos de cambio, y sus conocimientos sobre el funcionamiento del ser humano. El encuentro es un diálogo, un acompañamiento estructurado, pero tan horizontal como sea posible.
  • No hay una forma buena ni mala de hacer o sentir; cada persona ha hecho lo mejor que sabía y podía hasta llegar a la situación actual. De hecho, para hacerlo ha utilizado una serie de recursos y capacidades que reconocemos y traemos al presente.
  • Reconocemos y recogemos el malestar y el sufrimiento. La prioridad es siemprealiviarlo, pero no hay una forma rápida de hacerlo desaparecer; el cambio siempre es posible, pero puede ser un proceso lento y doloroso en algunos tramos.
  • Tu forma de ver, experimentar y contarte el mundo es única; atribuimos significado a lo que nos sucede contastemente. En función de nuestras experiencias tempranas y lo que nos ha sucedido a lo largo de nuestra vida, se configura una narrativa y un modelo sobre nosotras, sobre nosotros, y sobre el mundo. Por eso trabajamos con los significados que traen las personas o las comunidades, sin imponer los nuestros.
  • Por la misma razón, la narrativa alternativa ha de ser de la persona o colectivo; para llegar a ella, a veces hay que hacer una labor de desbroce y deconstrucción; saber cuáles son nuestras historias y cuáles pertecen a la cultura dominante. Llegar al origen y descifrar, también, lo que está escrito en el cuerpo y en las emociones; no es suficiente cambiar una creencia por otra, una palabra por otra.

Otras aportaciones: perspectiva psicosocial, escritura personal, atención plena, comunicación para el cambio social.

Perspectiva psicosocial

Todas las personas necesitamos sentir que tenemos algún control sobre nuestras vidas; saber (mínimamente) lo que va a suceder en el futuro; salvaguardar nuestra seguridad, bienestar y dignidad, y la de las personas a las que queremos. Además de tener esto en cuenta en cualquier intervención social, educativa o sanitaria y en la comunicación, en situaciones de emergencia, crisis o catástrofe, consideramos y aplicamos los principios de la intervención psicosocial (como ejemplo, ver recopilción de guías de apoyo psicosocial para la crisis COVID-19 en Hilando el desorden).

Atención plena

Las sabidurías orientales y algunas de sus técnicas aplicadas a contextos occidentales, como el mindfulness, la terapia centrada en la compasión o la atención plena, aportan recursos y referencias teóricas para afrontar y manejar con las situaciones difíciles que, inevitablemente, se presentan a lo largo de nuestra vida, así como las sensaciones dolorosas que atraviesan la existencia como la impermanencia, la vulnerabilidad, el dolor y la pérdida. Compensan la separación y consiguiente deseguilibrio que por lo general existe en las culturas occidentales entre lo racional y lo emocional, lo mental y lo corporal. Por este mismo motivo las disciplinas coprorales como el yoga o la danza son, siempre que podamos practicarlas, un complemento fundamental.

Escritura personal

La práctica de la escritura personal nos pone en contacto con nosotras con nosotros; nos permite conocernos cada vez mejor, cuidarnos y vernos con honestidad, soltando poco a poco la crítica y el juicio. Nos ayuda a recoger la riqueza de lo cotidiano, a reconocer nuestras emociones y conectar con nuestras fortalezas; es una tarea creativa que puede resultar satisfactoria y gratificante en sí misma. Aunque siempre puede plantearse otras opciones en contextos no alfabetizados, es el principal recurso para desarrollar las técnicas narrativas de recuerdo, revisión de la historia de vida, y muchas otras: cartas no enviadas, diario personal, externalización, etc. Puedes leer aquí un resumen de sus aplicaciones.

Comunicación para el cambio social

Por último, la comunicación para el cambio social nos permite conocer y comunicar los contextos que generan y mantienen la vulnerabilidad y desigualdad social; diseñar intervenciones participativas, que pongan a las personas y comunidades en el centro de los procesos; ayudarles a recuperar la autoría de sus vidas, al tiempo que se facilita un cambio de actitud en la ciudadanía.

Y esto es todo, de momento; gracias por leer hasta aquí. Dejo muchas cosas en el camino; por ejemplo la narración oral, que también me acompaña desde hace tiempo y sobre la que ya he escrito en otras ocasiones. Así que iré ampliando el artículo con otras referencias internas y externas; para cualquier consulta o aportación sobre este tema, pregúntame.

¿Quieres conocer en profundidad la escritura y las narrativas?

En el programa de formación online Acompañar con la escritura y las narrativas encontrarás orientación teórica y propuestas prácticas para conocer en profundidad la escritura y el enfoque narrativo de la experiencia como recursos que podrás integrar en las técnicas y saberes que ya utilizas.

5 comentarios

  1. Hola!
    Acabo de enterarme de esto, una amiga me ha pasado el enlace y me he inscrito a Narrativas y otras lunas.
    Me llamo Teresa. Hace 3 años sentí la acuciante necesidad de contar lo que nos pasaba a muchas mujeres. Escribí un libro, lo publiqué a mis expensas y lo presenté. Quizás siga con más escritura o no. Mi prioridad es la música y mi descubrimiento es que me hubiera gustado escribir música, expresarme con ella. Hago cositas y disfruto. Mi reto terapeútico es hacer nada; no lo consigo pero no desespero. Me alegro de haberte o haberos encontrado.

    1. ¡Hola, Teresa! Bienvenida y muchas gracias por comentar 😊 Qué bonito ese proyecto, deseando saber más. Encontrarás la forma de entretejer esos dos lenguajes, la música y la escritura. ¡Un abrazo, nos leemos!

  2. Hola Lidia Luna..!
    Soy Harold, trabajo con psicoterapia sistémica breve… y soy una persona integrada por la narrativa en mi caminar profesional y de vida… que grato leerte… pues estaré atento a tus narrativas y al diálogo…!
    Un gran abrazo desde Cochabamba – Bolivia

    1. ¡Hola, Harold! Encantada de saludarte, muchas gracias por tu aportación. Nos encontraremos por aquí; siempre es un placer compartir con personas que tienen intereses y trayectorias afines. ¡Un gran abrazo desde aqui hasta aquella preciosa tierra!

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