Escritura y consciencia

Hay libros que leo y libros que habito, ya lo he contado alguna vez. El domingo aterricé dentro de Journal to the Self: Twenty Paths to Personal Grow, de Kathleen Adams.

Desde el principio me atraparon el estilo y la honestidad de Kathleen. Agradezco su experiencia en psicoterapia, porque ella sabe lo que son los procesos de cambio; trabaja con los recursos de cada persona, acompaña, no juzga. Entiende las emociones como energía que no es buena ni mala, aportando a través de la escritura herramientas para conectar con ellas y aceptarlas. En todas sus propuestas hay una gran compasión hacia el sufrimiento humano.

Kathleen propne meditaciones para abordar con consciencia y apertura cada ejercicio de escritura. Yo utilizo el mindfulness como herramienta para conectar con lo que de verdad sentimos; la autocompasión como recurso para aceptarlo y, a partir de ahí, cambiar lo que esté en nuestras manos. Darnos cuenta de lo que nos pasa y abrazarlo, en vez de intentar borrarlo o evitarlo. Hace poco una persona con la que había tenido varias sesiones individuales por Skype me presentó a una amiga, a la que me había recomendado, con estas palabras: “le he hablado de ti y de como trabajas a través de la escritura y la consciencia y le ha gustado“. Hasta ese momento yo no sabía que hacía eso, pero es cierto (¡muchas gracias!).

Otra de las cosas que tenemos en común es el abordaje de la experiencia humana: cada persona es experta en sí misma y diferente a las demás. Por lo tanto, cada cual elije, del repertorio de ejercicios que ella propone, los que le resultan útiles; no hay recetas mágicas ni universales, no hay alguien superior que sabe lo que es bueno; hay un conocimiento compartido. Tú te conoces a ti misma o a ti mismo mejor que nadie; yo conozco las técnicas, los procesos. He vivido muchos de ellos, e intentaré no llevarte a un lugar en el que no haya estado antes.

Listas de 100 elementos

Una de las 22 propuestas del libro son las listas de 100 en elementos; por ejemplo,  100 temores que tengo en este momento. La pauta es escribir con libertad, no pasa nada si hay elementos que se repiten. Hice mi lista; después de terminarla y asimilarla sentí un alivio enorme. Como si hasta ese momento cada uno de los miedos fuera un alfiler que había caído al fondo de mi estómago, y al escribirlos los fuera expulsando.  La autora dice que a partir del número 80 es cuando empiezan a salir los temores más profundos, lo cual no quiere decir que sean dignos de una superproducción. No. En mi caso eran un par de frases pequeñas para cualquiera pero terroríficas para mí, que andan siempre en la superficie; que escuchaba pero no conseguía atrapar.

100 cosas que me dan miedo

Mis dragones hablan de la pérdida, del paso del tiempo; de la lealtad a otras personas en términos de ayuda, disponibilidad, escucha. Del juicio ajeno. Entonan canciones que hablan de liberar el deseo, de los desastres o maremotos que vendrían. Hablan de relojes, calendarios, silencio y polvo; oscuridad y dolor, propio o ajeno.

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Algunos de mis miedos me acompañan desde que era una niña, pero no son míos. Son los juicios de quienes por su propio miedo, por maldad o simple desconocimiento quisieron alguna vez cambiarme, adecuarme; quienes me negaron amor o consuelo por no ser como ellos. Son los miedos de una sociedad represora que no acaba de curarse porque esconde sus heridas o las convierte en piedras.

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Muchos de mis temores hablan de cosas cotidianas que forman parte de la vida, que están en ella o llegarán; y cuando lo hagan no serán tan terribles, ni siquiera cuando sean devastadoras; porque las afrontaré como he hecho hasta ahora, las desmenuzaré en trocitos pequeños para enfrentarme a ellas sola o acompañada de quienes caminan conmigo. Porque cuando llegue el silencio último no habrá nada que temer, no habrá observadora. Porque hasta entonces quiero seguir volando, sin alfileres en el estómago, contigo. Sí, también contigo. Y contigo. Gracias por calmar a mis dragones.

joshua-newton


Actualización 2023: artículo ESCRIBIR EL MIEDO.

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Gracias por tu visita. ¡Hasta pronto!

5 comentarios

  1. Gracias Lidia. Se que la sincronia existe, no son casualidades. Tomaré esto que comentas como otra herramienta para mi camino. Gracias!. Maria Eugenia

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