La semana pasada hablaba con una amiga sobre el cansancio que, algunos días, es como plomo sobre los hombros. Por lo que siento y escucho, creo que en mayor o menor medida todas y todos tenemos un agotamiento sagrado, que dice otra mujer sabia. Llevamos más de un año surcando océanos de incertidumbre, sobreviviendo, asumiendo pérdidas a trompicones y descubriendo lugares dentro de nosotras que no sabíamos que existían.

Algunos son fantásticos, cabañas en el bosque en las que puedes pararte a reponer fuerzas aunque todo lo demás siga en movimiento; otros son desvanes a los que nos daba miedo subir y en los que, sin embargo, nos quedan muchos tesoros por descubrir. Otros son sótanos oscuros y revueltos que vamos limpiando e iluminando poco a poco. Todos son nuestros, y todos tienen una historia que contarnos; pero necesitamos tiempo y energía para integrar lo vivido, dejar que ocupe su espacio en el cuerpo y repararnos.

“Sin una noche en la que todas las cosas se serenan y de la que todas las cosas pueden nacer, nosotras tampoco podríamos sacar provecho de nuestras naturalezas salvajes”

Clarissa Pinkola Estés

¿Has escuchado hablar alguna vez de “la noche oscura del alma”? Son esas etapas en las que la vida, de una forma o de otra, nos pasa por encima; momentos dolorosos que escapan a nuestro control, que atravesamos como podemos y de los que salimos dañadas y, al mismo tiempo, un poco más fuertes. Nadie quiere la noche; pero la noche siempre llega.

Una de las mejores guías que conozco para transmutar la oscuridad en luz y recuperar el camino de vuelta a casa es Clarissa Pinkola Estés; por eso he decidido abrir una nueva convocatoria de Escribir a la mujer salvaje. Empezamos viaje compartido el miércoles 12 de mayo; si te apetece sumarte, sería genial contar contigo. Y si prefieres hacerlo por tu cuenta, ten un cuaderno a mano mientras lees; date tiempo, sé amable contigo; deja que lleguen las emociones. Escucha su mensaje y busca la forma de ir, poco a poco, regresando a tu hogar interior.

También puedes hacer esta tarea en otros talleres: El Refugio de la escritura, Escritura y autocuidado, Contar tu propia historia. En todos ellos encontrarás una guía y un espacio compartido para volver a juntar los huesos, con actividades extra durante el verano.

Y si tienes cualquier duda, estoy al otro lado.

Que tengas una buena semana; que encuentres la forma de parar, respirar, volver a casa. Aunque te parezca casi imposible hacerlo, si has sentido la llamada es momento de revisar el camino andado, restaurar la calma, recordar la canción del alma y cantarla o aullarla hasta que el sol vuelva a encender una chispa de luz en el horizonte de tus sueños.

6 comentarios

  1. Hay una frase que repito con frecuencia en diferentes momentos. Lo mejor de ir es volver y ahora diría , lo mejor de salir de casa es volver a ella. Siempre me refugio en el interior de mis sentimientos, de mis vivencias, aunque me gusta mucho exteriorizar, alegrías y penas, mi parte intima la encuentro cuando vuelvo, cuando me he impregnado de luz, de vivencias, de sensaciones ahora tan deseadas y extrañadas a la vez, pero lo que más deseo es volver a mi refugio.

    1. Encarni, muchas gracias por compartir y disculpa el retraso 🙂 Leerte me ha hecho recordar la primera vez que recuerdo haber tenido la sensación de habitar mi hogar interior; de sentirlo muy en sincronía con el hogar exterior. Un lugar en el que descansar; un lugar al que volver cuando quisiera. Desde ahí es mucho más fácil explorar el exterior, ¿verdad? Sabiendo que podremos restaurarnos, cobijarnos… cuando haga falta. Aunque tiene un riesgo, y es que a veces da mucha pereza moverse. Cuando me pasa a mí, recuerdo la cantidad de tesoroes que ahí fuera y casi siempre doy el paso; otras, me permito seguir diffrutando de mi refugio interior. ¡Un abrazo!

  2. *Mi lugar*

    Tengo un tejado
    donde crecen
    rosas silvestres,
    para recubrir mi interior.
    De puertas al viento,
    y ventanas que se descubren
    como mar abierto.

    Paseo sobre
    un suelo fúlgido azulado,
    que desea ser cielo.
    Una escalera cascada,
    hasta mi habitación,
    con un escalón
    a tu orilla.

    Tengo un desván
    de hojas secas,
    que esperando mis pisadas,
    se amontonan como montañas.
    Reliquias nombradas,
    queriendo ser presentes.
    Un puente colgante de mariposas,
    que no se sueltan,
    cuando quiero verte.

    Ya las cortinas ,
    ondean a tus suspiros.
    Los troncos de sauces,
    se visten con ellas,
    para mostrar
    desde vítreos muros,
    mi imaginación.
    Que sin avisarte,
    llega donde estás.

    P.D. Hola Lidia, mira por donde escribí ayer éste sin leer tu correo, y estamos conectadas en tema. Quería crear un escrito, para quién me leyera imaginara también. Espero que os guste,
    cada vez me doy más cuenta de cómo escribir, ayuda a sentirte bien, ilusionada, tranquila, esperanzada, atractiva para que te lean, etc…un abrazo y muchas gracias porque me encantan tus textos.

    1. Pero qué bonito, ¡Isabel! Muchas gracias por compartirlo, y disculpa el retraso en contestar. Tu texto es una invitación a volar; me ha recordado a los tejados de Noruega, con su césped encima. Dan ganas de recorrer cada una de las imágenes que creas, ¡muchas gracias! Y me alegra mucho que encuentres en la escritura todo eso que mencionas; para mí es así también. ¡Un abrazo enorme!

  3. Gracias Lidia, es hora de juntar nuestros huesos en esta luna menguante, para con la luna nueva entrar en la cueva.
    Gracias por lo escrito. Creo que todas estamos atravezando un frágil equilibrio.. Y si lo puedes sostener bien, sino no pasa nada… Un grande abrazo

  4. ¡Linda Gabriela! Siempre es un alivio leerte cuando hablas de los ciclos, los descansos, el silencio… “Frágil equilibrio” es el título de un documental maravilloso sobre José Múgica; si no lo conoces, creo que te gustarái 🙂 Te envío un abrazo de luna creciente 🙂 Gracias por compartir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.