Entiendo el autocuidado como una práctica continua que nos ayuda a preservar o recuperar el bienestar físico, emocional-relacional, ocupacional y espiritual. Aunque durante mucho tiempo solo se tuvo en cuenta el primero, todas estas áreas son importantes e interdependientes. El objetivo no es evitar cualquier fuente de malestar ni alcanzar la perfección, sino ser capaz de identificar los desequilibrios y contar con recursos para regularnos en cada uno de estos ámbitos que conforman la existencia.
Como psicóloga siempre he sentido curiosidad por investigar el autocuidado, para saber qué nos ayuda y qué nos dificulta ser constantes en la práctica; lograr que ésta sea amable con nosotras. Cuidarnos desde el disfrute, y no como una obligación más; siempre en interrelación con los cuidados que damos a otras personas y los que recibimos (o no) de las organizaciones o comunidades de las que formamos parte.
Como exploradora de diferentes lenguajes artísticos, profundizar en mi propio autocuidado me va permitiendo tener cada vez más tiempo y energía para la creación. El tiempo es vida, y esa búsqueda del tiempo del corazón siempre ha sido importante para mí.
Recomendaciones prácticas para el autocuidado
- Crear un espacio de calma y escucha para estar contigo
- Identificar lo que necesitas en cada momento mediante la consciencia corporal y la atención a las emociones.
- Tener recursos para manejar esas necesidades que aparecen; esto incluye aceptar que a veces no podrás cambiarlas, solo sostenerlas o atravesarlas.
Escritura y autocuidado
En este proceso la escritura es un recurso muy valioso, que puede ayudarte sobre todo en los dos primeros pasos: crear un espacio regular en el que encontrarte contigo, volcando tus emociones y pensamientos en el papel; escuchar a tu cuerpo y a tus emociones e incluso volver a la calma.
También pueden ser muy útiles la meditación o mindfulness y las prácticas corporales como el yoga, baile, biodanza o movimiento libre.Y otros factores fundamentales para el bienestar emocional, como un estilo de vida saludable y alineado contigo; seguridad y condiciones materiales para vivir sin precariedad; una red de personas que te permita dar y recibir afectos y espacios de participación y expresión. Y, detrás de todo esto, tu compromiso con el proceso y una escucha compasiva y amorosa hacia ti en todo momento.
La escritura, como ya he comentado otras veces, puede ayudarte a conocerte más y así cuidarte mejor. Pero también es importante saber qué hacer para manejar y regular todo lo que vas descubriendo en el proceso de auto exploración; sobre todo si quieres transformar el malestar y sentirte cada vez mejor contigo y con todo lo que te rodea; dirigirte a lo que sea para ti la buena vida.
Si sientes que puedes hacerlo por tu cuenta, ¡genial! Si no, es probable que, como yo, seas humana y en algún momento del proceso necesites el apoyo de otras personas. Busca espacios amigables para ti, en los que te sientas acogida y segura, en función del ámbito que quieras fortalecer o equilibrar. En vez de pensar en lo que deberías hacer, piensa en lo que de verdad te apetece. Quizá bailaste en algún momento de tu vida; quizá,
Mi recomendación es que, en la medida de lo posible, pongas cada vez más en el centro de tu vida el autocuidado y todo aquello que te hace sentir bien. A menudo lo dejamos para el final, esperando tener un tiempo libre que nunca llega. Sin embargo, cuidarte es una práctica de salud fundamental para tu vida, que además te ayudará a ser más eficaz en los entornos laborales, artísticos u ocupacionales; a disfrutar más el día a día, y a mejorar las relaciones con otras personas.
¡Qué importante el regularse, el contar con los recursos y con las personas para ello! Porque no siempre una se puede sostener sola.
La escritura también es importante para mí, así como regalarme momentos de soledad y de contemplar las musarañas.
Un abrazo, Lidia Luna 🌷
Gracias por compartir y por traer historias del lado de las musarañas. Preciosa y necesaria labor 🥰 ¡Un abrazo, Zoraida!